sábado, 27 de diciembre de 2008

La Masonería en Santa Fe




La masonería es una sociedad filantrópica, filosófica y progresista. Sus objetivos son: la exaltación y el perfeccionamiento de las más elevadas virtudes humanas.
La Orden asienta sus principios en los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad y considera que el hombre puede alcanzar su realización a través de la Ciencia, la Justicia y el Trabajo (trilogía que constituye su lema). Estos ideales, que en el seno de nuestra Institución no sólo se expresan sino que se hacen realidad, fueron los que inspiraron a hombres de todos los tiempos a la hora de enfrentar y combatir regímenes opresores, despóticos o que negaban la dignidad de la condición humana.
Valiéndose de una tradición iniciática compuesta por símbolos y alegorías, el lenguaje masónico trata de operar en lo profundo de la conciencia para sacar a la luz aquellos arquetipos que distinguen a los hombres cabales. De esta forma la Masonería se erige en defensora del progreso de la humanidad, y se manifiesta acérrima enemiga de la ignorancia, el fanatismo y la codicia.

La ciudad de Santa Fe no escapó a las corrientes políticas que actuaron en la Revolución de Mayo. Pareciera -según Lappas- que algunos de los integrantes de la Logia Lautaro "formaron con posterioridad a 1812 las "lautarinas o lautarias" de las ciudades de Santa Fe, Córdoba y Mendoza, en la Argentina" para proseguir luego en Santiago (Chile) y en Lima (Perú) su labor propagandística en favor de la Independencia. Fuera de este dato aislado, durante la época de las luchas civiles no hay noticias de la existencia de ninguna logia, política o masónica. Es recién después de Caseros cuando comienzan a proliferar estas asociaciones, imbuidas por el espíritu liberal imperante.  

En 1857 surge la llamada Gran Logia de la Argentina, fundada en la ciudad de Buenos Aires, constituida por la unión de las logias Unión del Plata, Confraternidad Argentina, Consuelo del Infortunio, Tolerancia, Regeneración y Lealtad y Constancia. Esta Gran Logia, entonces presidida por el Dr. José Roque Pérez, ha perdurado hasta nuestros días. Figuraron entre sus presidentes, Domingo Faustino Sarmiento, Bartolomé Mitre, Vicente Fidel López y Leandro N. Alem. Y entre los Pro Gran Maestre, Leopoldo Lugones. 

En Santa Fe, después de Pavón se logra fundar -en 1864- una logia denominada "Estrella del Progreso N° 21". Uno de sus propulsores -o fundadores- fue Nicasio Oroño. Este gobernante, al parecer, había ya actuado, siendo joven, en la formación de algunas logias en la ciudad de Rosario. Durante su gobierno -como es sabido- la sanción de las leyes de matrimonio civil, de cementerios públicos y el decreto de crear una escuela de agronomía en el convento de San Carlos (San Lorenzo), provocaron un largo pleito de carácter político-religioso. Con este motivo el obispo Gelabert manifestó que el gobernador había incurrido en la pena de excomunión. Oroño, por su parte, declaró mediante un decreto, como atentatoria a la soberanía provincial y nacional la protesta formulada por el obispo, ordenando que los antecedentes fueran remitidos a la justiFue su principal iniciador el Ilustre H. de Caminos, como así también su primer Venerable Maestro. Esta fecha (12 de julio de 1889) es considerada como la de la primera "tenida" (así llaman a sus reuniones) teniendo carácter ordinaria. 

A este periodo de "inconstitución" sigue el definitivo, es decir, cuando el Gran Oriente establece la fecha mencionada como de la fundación o establecimiento oficial del Taller. Sus primeras autoridades fueron las siguientes: Venerable Maestro, D. Ignacio de Caminos; Francisco Vitali, como primer Vig.; N. Schiaffino, como 2° Vig.; Hermenegildo Basualdo, como Orador; Andrés Socias, Secretario; Juan Meldi, Tesorero; Pedro Petersen, Hospitalario; y José Lecour, Guardador de Sellos. El 25 de enero de 1890 este Taller, obtuvo su regularización y carta constitutiva. El 6 de enero de 1898 tuvo lugar la ceremonia de la colocación de la piedra fundamental del templo. Presidió el acto el Pod. H. Juan W. Richards (Grado 30); y el 24 de julio fue inaugurado el templo y el primitivo edificio social, situado en calle 9 de Julio 523, frente a la plaza San Martín (lugar que ocupa actualmente, desde hace casi un siglo).  

En 1890 se crea, apoyado por la logia, un centro denominado Bernardino Rivadavia, y posteriormente un instituto cultural o ateneo. En octubre de 1891 se reúnen en sesión especial para recibir al "Ilustre H."Leandro Alem, quien llegó a Santa Fe en una de sus giras partidarias. En setiembre de 1894 los H.H. Juan W. Richards y Tomás de Panfils compran a su nombre, pero con destino a la logia, el terreno donde estaba el templo, en la suma de 6.000 pesos, aprobándose la compra. En 1895 y 1896, juntamente con las logias Unión y Trabajo de Paraná y las de Rosario, Esperanza, Sa Pereira, Reconquista y Cañada de Gómez se apoya un proyecto de ley de D. Nicasio Oroño relacionado con el Registro Civil. Al comenzar el siglo la logia Armonía, N° 99 colabora eficazmente con el grupo de hombres fundadores del Espíritu Nuevo, órgano periodístico de "El Libre Pensamiento", de reciente creación, que congrega -como lo dice el rótulo de la institución- a los librepensadores de la época. En el grupo fundador y redactor del nuevo periódico se observa la presencia del Dr. Raúl Villarroel, Luis Bonaparte, Dr. Mariano Quiroga, Dr. Horacio Rodríguez, Juan Julián Lastra, Víctor Pesenti, Carlos Alberto Leumann, Pro. José Amavet, Dr. Eduardo Gschwind, Dr. Miguel Trucco y Félix Barreto, entre otros. Se suman al grupo librepensador, numerosos egresados del profesorado de Paraná, y dirigentes de los movimientos obreros, sindicalistas, anarquistas y socialistas sólo alguno de ellos formaron parte de la logia masónica. Según los datos que se consignan en el "Álbum Biográfico de los Libres Pensadores de la República Argentina" editado por el periódico racionalista "El Progreso" en 1910 (Buenos Aires), la logia Armonía, N° 99 de nuestra ciudad, participó en la concreción de numerosas obras de bien público, destacándose entre ellas, la colaboración prestada para la creación del Colegio Nacional, la Escuela Normal, el hospital Italiano, la Sociedad Roma Nostra, la Universidad Nacional del Litoral y a otras obras de beneficencia en general.  

La logia santafesina, también actuó con motivo de la sanción de la Constitución de 1921 en nuestra provincia. En efecto: en la sesión del 15 de marzo de ese año, reunida Santa Fe la Convención Constituyente, se dió lectura a una nota presentada por aquel Taller. Decía el acta: "La Logia Armonía de la capital de la provincia solicita la desvinculación de la Iglesia Católica con el Estado; se concedan derechos políticos a la mujer; se liberalicen los derechos electorales de los extranjeros; se mejore el régimen del trabajo para beneficio del obrero, y se desligue a la justicia de toda finalidad política". Apoyó también la logia otros pedidos formulados por la Biblioteca Popular Monteagudo, el Centro Provincial de Libre Pensamiento, la logia Unión y Libertad del Rito Escocés de Rosario, la Liga de Libre Pensamiento Comité Nicasio Oroño de San Lorenzo y otras logias provinciales.  

A principios de siglo, 1905, para ser más exactos existían en nuestra ciudad tres logias masónicas: Armonía, Verdad y Vida Nueva. A este último Taller pertenecían los hermanos Bonaparte, el Dr. Villarroel, Coria, Gimelli y Vitali (según un recorte periodístico de ese año). También en 1905 tuvo lugar una interesante fiesta, con la cual los masones suelen celebrar el solsticio de invierno. Estuvieron presentes las tres logias mencionadas. El H. Repeto representa al Taller Verdad y el H. Vitali a Armonía. Alrededor de 80 comensales asistieron a la fiesta, servida por la confitería Los Chinos -dice el diario- "celebrando los progresos de la idea liberal". Hace un tiempo, hubo invitados a visitar el local que ocupa el Taller de calle 9 de Julio, frente a la plaza San Martín, presidido, entonces, por el V.M.H. Juan de Dios Ramos (33°). 

La sede contaba con una nutrida biblioteca, formada sobre la base de una importante donación de libros del Dr. Raúl Villarroel. Lo que más le llamó la atención a los visitantes, fue el salón -o templo- destinado para las "tenidas" o reuniones, donde se podía observar una serie de objetos ceremoniales, cuyo uso proviene de las antiguas logias de la Edad Media. Cada cosa, desde el cielo raso hasta el piso, como así también el mobiliario, obedecen a una particular simbología -como es la disposición de todo en torno del número 3-; y cada objeto ubicado en un determinado lugar, tiene su razón de ser. Otros símbolos pertenecen a los rituales secretos, que se van conociendo a medida que el aspirante asciende grado o categoría. Al mirar el compás, la escuadra y otras piezas del oficio de la "construcción", llamado el Arte Real, el pensamiento se remontaba a las primitivas guildas medievales, con sus misterios y esoterismos. Y finalmente, les sorprendió - al revisar los libros de afiliados-, comprobar que gran parte de los ingresantes -conforme a su manifestación- pertenecían a la religión católica.

viernes, 29 de junio de 2007

Que le hagan un monumento...



Santa Fe está minado de obras de arte callejeras, monumentos y edificios históricos que contribuyen a la construcción de nuestra ciudadanía. Pero no siempre le otorgamos la importancia que debemos y que realmente merecen.



La ciudad está poblada por un montón de «gente» que -a veces- no advertimos. No los vemos. Pero están, firmes desde sus bases.La provincia de Santa Fe tiene más de 30 obras arquitectónicas declaradas monumentos o lugares históricos nacionales, algunos desde 1942. Pero muchas otras obras han pasado casi desapercibidas hasta no hace tanto tiempo, cuando comenzó a entenderse el patrimonio como una valiosa forma de proteger el pasado y enriquecer nuestro presente. Las estatuas y monumentos santafesinos se erigen desde los confines del tiempo y desafían, sin moverse -claro, no?- toda clase de agresiones y olvidos.Es el caso del monumento a Juan de Garay. La obra es inspiración de los escultores Blas Salvador Gurrieri y Domingo Vaes Torres y fue inaugurada el 15 de noviembre de 1980. Mide 3.20 metros de altura, 1.10 metros de ancho y pesa 1900 kilogramos. Fue fundida totalmente en bronce en los talleres navales de Tandanor, en Capital Federal. La primera piedra fundamental fue colocada en el año 1905 en la Plaza España y la segunda se colocó en la misma plaza, pero durante el año1934.En 1962 el Intendente de Buenos Aires ofrece un molde de estatua del fundador de Santa Fe , aunque la concreción de la obra quedó paralizada hasta el año 1979, fecha en que las autoridades municpales resolvieron reactivar la inicitiva, conformándose una comisión pro-monumento, integrada por las fuerzas vivas de la ciudad. El material utilizado es bronce para la figura de Garay y el basamento está revestido con adoquines, al igual que la pendiente y las escalinatas del paseo en el cual se encuentra emplazado, que es frente a la casa de Gobierno, en el Paseo de las Dos Culturas, actualmente remozado y puesto en valor.Hay algo que a los santafesinos -según parece- nos cuesta mucho comprender y es que el patrimonio cultural y arquitectónico es lo único que les queda a las ciudades latinoamericanas como marca de su identidad. Y en Santa Fe, muchas veces, tiramos abajo todo: casas, monumentos, edificios, sin pensar que con ellos se va un pedazo de nuestra historia. Seguramente, es un tema que volveremos a abordar.

El Día del Vecino Santafesino



En Capital Federal, desde hace bastante tiempo, y en otras ciudades como San Cristóbal hace muy poco, se festeja el «Día del Vecino». En Santa Fe se viene proponiendo desde hace bastante, pero nadie recoge el guante...


En el calendario nacional el Día del Vecino aparece el 11 de junio. Por el lado de las vecinales, hace un tiempo se celebró el Día del Vecinalista, es decir de las personas que participan en instituciones barriales. Así el Día del Vecinalista aparece en el calendario el 26 de octubre de cada año.Pero puestos sobre el día del vecino que se celebra en el orden nacional, al parecer los vecinos tienen su día desde hace 40 años por iniciativa de un grupo de habitantes de la ciudad de Buenos Aires. Y justamente se eligió el 11 de junio porque es la fecha en que se conmemora el aniversario de la Segunda Fundación de Buenos Aires, que fue en 1580.La intención del encuentro es destacar la importancia del trabajo mancomunado entre las organizaciones barriales, los vecinos y el Estado, junto a la presencia de asociaciones civiles, culturales y deportivas. Así, cada año en la ciudad Autónoma de Buenos Aires se distingue a los vecinos destacados de cada barrio, los que son propuestos por las distintas asociaciones e instituciones barriales y por los Centros de Gestión y Participación de cada zona. Pues bien, si bien las agendas marcan al 11 de junio como el Día del Vecino, habitualmente los 11 de junio ni la Municipalidad de Santa Fe ni la Dirección de Asuntos Vecinales promueven actividades especiales para celebrar este acontecimiento. Mucho menos para promover que los propios santafesinos puedan elegir y reconocer a sus buenos vecinos solidarios. Otra materia pendiente para juntarnos, y para encontrarnos con la esencia de lo que somos…Desde el programa Alma de Barrio, emitido los sábados por LT10, hace tiempo que se viene planteando la propuesta para que Santa Fe tenga su propio «Día del Vecino».Para ello, hay que buscar fechas significativas donde los vecinos hayamos protagonizado algún acto digno de recordarse. Bien se podría proponer una fecha que recuerde un acontecimiento reciente donde los vecinos de Santa Fe fueron protagonistas. Ese día es el 3 de noviembre. Un día como ese, pero de 1987, los vecinos de 7 Jefes se sentaron en el Monumento del Brigadier López, allí en la Costanera Vieja, para evitar que los obreros contratados por el Gobernador Vernet se llevaran el monumento a la Plaza de Mayo. Sería un buen homenaje a nosotros mismos: los vecinos de Santa Fe. ¿No le parece?

Donde jugaban las anguilas



La Plaza Pueyrredón está hermosa y hoy es un clásico lugar de reunión para los santafesinos. Pero no siempre fue así. En el lugar hubo un horno de ladrillos y cuando se inundaba era muy común pescar anguilas en el lugar.


Hacia finales de 1880, a medida que la ciudad crecía, el terreno se subdividía y comenzaban a aparecer nuevos espacios verdes y los barrios se consolidaban bajo la ideología liberal.La delineación del Boulevard Gálvez generaba un polo de atracción hacia los terrenos aledaños. En los pertenecientes a la antigua quinta «La Chacarita» o «Paraje Los Ceibos» se encontraba una laguna que se desbordaba y en la que se practicaba la pesca de anguilas. El lugar, conocido como la «Plaza del Lago» se parquizaba con gran variedad de árboles, plantas y flores, con senderos, estatuas y glorietas conforme al diseño paisajístico de fines de siglo. A partir de 1910 se denomina al solar «Plaza Pueyrredón».Durante un tiempo trabajó en el lugar un horno de ladrillos y de tanto sacar tierra terminó formando una cava que se llenaba de agua con las lluvias. Una leyenda dice que las lavanderas iban a trabajar a ese laguito y un día vieron cómo un chico que se bañaba en el agua fue atrapado por un yacaré. Con el comienzo del nuevo siglo, durante la intendencia del Sr. Edigio Cafaratti (1914-1916) se rellenó el lago y se rediseñó el lugar a partir de estructuras simétricas, alineamiento de árboles y se colocó una figura del dios Baco. Durante la intendencia de don Francisco Bobbio (1937-1941) se terminaron las veredas perimetrales, se escalonó la estatua de Baco, se renovaron los jardines, se mejoró la iluminación y algunos canteros de flores fueron reemplazados por fuentes luminosas con estatuas de bronce traídas de Francia, representando el amanecer y el atardecer.En los años siguientes sufrió varias reformas que terminaron de delinear la actual fisonomía de la plaza.En los comienzos de los ‘80 se creó la Feria del Sol y de la Luna en la misma Plaza Pueyrredón, en la vereda que da al Boulevard Gálvez. Allí, un grupo de artesanos entusiastas y emprendedores comenzaron a darle forma a lo que con el tiempo se transformaría en un evento de nivel nacional. Hoy es un paseo casi obligado de los fines de semana, pero en sus comienzos eran sólo lonas en el piso y algún que otro puestito precario armado con cañas. Así es como la «Plaza Pueyrredón» nació, creció y se transformó en uno de los más tradicionales lugares de paseo de los santafesinos. Hoy está renovada y -aunque a algunos inadaptados les pese- las páginas de su historia están listas para ser rescritas. Aunque ya no haya anguilas que pescar.

Lo que el tiempo se llevó



Hace muchos años, antes de que las multisalas y los shopping cambiaran varias de nuestras costumbres, los cines eran lugares dónde no sólo se iba a ver películas. También eran lugares de reunión y pasatiempo para los santafesinos.


Hace tiempo que los cines dejaron de ser tan frecuentes en la ciudad, pero hace algunos años atrás era muy común darse una vueltita por estos hermosos reductos para “ver lo que pasaba”.A comienzos de los 70’s fue cuando en Santa Fe hubo mayor número de salas de cine. En el centro estaban las salas grandes, de 1200 localidades, donde se pasaban los estrenos más esperados. Entre ellos podemos citar a cines como el “Garay”, “Ideal”, “Colón”, “Ocean”, etc.Alrededor del centro, existía otra cantidad de salas de un corte más popular. Allí no daban películas de estreno, sino que daban programas dirigidos a la mayor parte de la población. Entre ellos estaban el “Moderno”, “Mayo”, “Roma”, “Espe-rancino”, “Doré” y “Belgrano”.También estaban los cines de los barrios, el “Esperancino” en barrio Candioti, que a mitad de los ‘70 se trasladó a Moreno; el “Núcleo joven”, en Ituzaingó y San Luis; el “Gran Rex” en Barranquitas; otro enfrente de lo que ahora son los monoblocks de Las Flores, otro en Guadalupe sobre Javier de la Rosa; el “Avenida” en Av. Freyre, entre Tucumán y La Rioja; el “Apolo” en Obispo Gelabert, entre Saavedra y San Lorenzo.Sucede que en esa época, la gente iba a los cines de los barrios, aunque esto implicara ver las películas tres meses más tarde que en el centro o en el barrio. Pero a mediados de los ’70 las salas de los barrios empezaron a decaer y sólo quedaron los cines del centro.En un momento funcionó algo que se llamó el “circo”, conformado por los cines “Colón”, “Ideal”, “Roma” y “Ocean”. Pero la cosa siguió decayendo y, finalmente, cuando llegó la multisala fue suficiente para terminar de jaquear a los cines del centro de Santa Fe. Entre los cines que mencionamos anteriormente se encuentra el “Cine Colón”. El mismo estuvo ubicado sobre la calle Rivadavia, casi Hipólito Irigoyen, allí se estrenó el primer film sonoro en 1930. En 1956, más precisamente el 29 de marzo, la empresa Samper inaugura el sistema de proyección de películas en cinemascope, una manera revolucionaria de ver cine. Desde fines del ‘40 y los ‘50, el Cine Colón fue utilizado para distintas obras teatrales y los famosos programas en directo, que realizaba LT 9 que desde los ‘40, ubicó sus estudios en una casa lindera. Uno de los más recordados era “Candilejas del aire”.En calle Rivadavia al 2800, vereda oeste, todavía existe el edificio que hasta hace poco tiempo funcionó como confitería bailable. Fue sin dudas uno de los grandes referentes cinematográficos de la ciudad.