viernes, 29 de junio de 2007

Donde jugaban las anguilas



La Plaza Pueyrredón está hermosa y hoy es un clásico lugar de reunión para los santafesinos. Pero no siempre fue así. En el lugar hubo un horno de ladrillos y cuando se inundaba era muy común pescar anguilas en el lugar.


Hacia finales de 1880, a medida que la ciudad crecía, el terreno se subdividía y comenzaban a aparecer nuevos espacios verdes y los barrios se consolidaban bajo la ideología liberal.La delineación del Boulevard Gálvez generaba un polo de atracción hacia los terrenos aledaños. En los pertenecientes a la antigua quinta «La Chacarita» o «Paraje Los Ceibos» se encontraba una laguna que se desbordaba y en la que se practicaba la pesca de anguilas. El lugar, conocido como la «Plaza del Lago» se parquizaba con gran variedad de árboles, plantas y flores, con senderos, estatuas y glorietas conforme al diseño paisajístico de fines de siglo. A partir de 1910 se denomina al solar «Plaza Pueyrredón».Durante un tiempo trabajó en el lugar un horno de ladrillos y de tanto sacar tierra terminó formando una cava que se llenaba de agua con las lluvias. Una leyenda dice que las lavanderas iban a trabajar a ese laguito y un día vieron cómo un chico que se bañaba en el agua fue atrapado por un yacaré. Con el comienzo del nuevo siglo, durante la intendencia del Sr. Edigio Cafaratti (1914-1916) se rellenó el lago y se rediseñó el lugar a partir de estructuras simétricas, alineamiento de árboles y se colocó una figura del dios Baco. Durante la intendencia de don Francisco Bobbio (1937-1941) se terminaron las veredas perimetrales, se escalonó la estatua de Baco, se renovaron los jardines, se mejoró la iluminación y algunos canteros de flores fueron reemplazados por fuentes luminosas con estatuas de bronce traídas de Francia, representando el amanecer y el atardecer.En los años siguientes sufrió varias reformas que terminaron de delinear la actual fisonomía de la plaza.En los comienzos de los ‘80 se creó la Feria del Sol y de la Luna en la misma Plaza Pueyrredón, en la vereda que da al Boulevard Gálvez. Allí, un grupo de artesanos entusiastas y emprendedores comenzaron a darle forma a lo que con el tiempo se transformaría en un evento de nivel nacional. Hoy es un paseo casi obligado de los fines de semana, pero en sus comienzos eran sólo lonas en el piso y algún que otro puestito precario armado con cañas. Así es como la «Plaza Pueyrredón» nació, creció y se transformó en uno de los más tradicionales lugares de paseo de los santafesinos. Hoy está renovada y -aunque a algunos inadaptados les pese- las páginas de su historia están listas para ser rescritas. Aunque ya no haya anguilas que pescar.

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